martes, 17 de octubre de 2017

Los 10 mandamientos del montañero/a

"El montañero es el animal más parecido al ser humano. Hay que ser un buen montañero, pero sobre todo, un montañero bueno " 
Daniel Boyano Sotillo

1º. No comenzarás ninguna ruta que esté por encima de tu estado físico, técnico y mental.  Tienes que proponerte retos en proporción a tus fuerzas, pero también tienes que saber renunciar y regresar a tiempo si es necesario  ¡lo difícil solo tarda un poco más si nos lo proponemos!. Te tienes que conceder tiempo, y nunca pretender hacerle la competencia al cronómetro ni establecer récords ya que así no verás la parte más importante de la montaña. Un cronómetro no es una pieza del equipo de montaña. La montaña marca la confianza que tienes contigo y un punto de encuentro con tu interior y eso se observa en cada una de tus acciones.
A la montaña se debe acudir con respeto, en silencio y con armonía, como si de una visita a un museo se tratase, no como si estuviéramos en una pista deportiva. No te pierdas ningún acontecimiento de las montañas. Es más importante el camino que la cima (es preferible comerse la tarta, es decir disfrutar del camino, que la guinda, es decir, la cima).


2º. Prepara cada ruta con los cinco sentidos, cuidadosamente, tanto si vas solo, como con amigos o con guías. Tu equipaje moral tiene que ser tan completo como tu equipo de montaña. Tienes que estar familiarizado con el mundo que te rodea; conocer y comprender sus manifestaciones.  

Tu ideal montañero te tiene que permitir celebrar una pequeña excursión de nivel bajo con la misma alegría e intensidad con la que, la próxima vez, atacarás una difícil pared de hielo. Tampoco tienes que olvidar que las montañas están llenas de peligros, si bien has de saber que, con un poco de técnica, capacidad mental, material adecuado, equipo necesario, precaución, seriedad y experiencia, los puedes salvar.
Siempre se recomienda calentar y estirar al inicio y al terminar una actividad en montaña.
Cuando no estés en la montaña lee e infórmate sobre ella ya que el montañismo ha dado una cultura prolífica, desde novelas, hasta poesía, exposiciones, pasando por documentación técnica y especializada.


3º. En la montaña, no olvidarás tu educación. Soberbia y dureza no son sinónimos de fuerza y perseverancia.  No consideres la cuerda y los crampones como un anuncio de los de tu gremio. 
La montaña te muestra sin careta, tal como eres, y nos muestra lo insignificantes que somos con condiciones meteorológicas adversas. En otras palabras, nos enseña humildad. Además te enseña a valorar lo que en nuestra rutina diaria no valoramos como el agua, la luz, el calor, la alimentación…
En la montaña la biodiversidad necesita que todas las especies vivas estén en equilibrio y armonía entre sí. Deberíamos aprender los humanos a apreciar la diversidad y amar al diferente.


4º. No ensucies la naturaleza  con residuos que generes al comer o beber o hagas pintadas. No olvides que quienes vengan después, también querrán beber el agua fresca de la fuente que estás a punto de ensuciar sin pensarlo. No dejes ninguna cancilla o puerta abierta, porque puedes perjudicar a una propiedad ajena, y porque así conviertes el montañismo en una actividad ingrata para la población rural. 
Por regla general, en la montaña no llames mucho la atención, hay fauna y ganadería a la que puedes molestar, y además te perderás su avistamiento. No enciendas ningún fuego innecesariamente. No produzcas caídas de piedras desde las cumbres, ni siquiera por descuido, y evita que al subir o bajar rueden, o aunque las canales de abajo conduzcan a lugares supuestamente intransitados, puesto que puedes ocasionar graves daños. Cerca de los lugares habitados, sigue siempre las costumbres establecidas. Eres una persona invitada, compórtate como tal.






5º. El compañerismo es fundamental en la montaña. Si eres lideresa o líder de un grupo, no seas una persona autoritaria, no quieras tener siempre la razón, y no mires a tus compañeros y compañeras con superioridad. Tienes que ser una persona considerada, tranquila, responsable y paciente. Así, la persona del nivel más bajo, debe dar la medida de tus decisiones. Si eres tú quien es dirigido, adáptate a quien vaya en cabeza, a quien tenga mayor experiencia, a quien dé el mejor rendimiento, y procura aprender allá donde puedas. 
Cualquier extraño que comparta contigo el amor por las montañas, es tu compañero, y mucho más cuando necesite cualquier tipo de ayuda, aunque solo sea un trago de tu cantimplora o un vistazo en tu mapa. También tienes que ver un compañero y un amigo experto en el guía de montaña profesional.
Recuerda que la montaña en ocasiones no te da segundas oportunidades porque ciertos errores te pueden costar la vida.
Cuando estás en una cordada tu compañero es la persona a la que le confías tu vida y viceversa, unidos no solo por una cuerda material sino también por una unión afectiva.


6º. Respeta el refugio como si fuera tu vivienda. Sé humilde y no tengas exigencias, recuerda que estás en un entorno natural aislado y nadie te obligó a ir.  No introduzcas en el comedor los piolets, los esquís, la lluvia, el frío, el hielo, la nieve y la suciedad, y si puede ser, tampoco el sudor. El Refugio es un lugar de descanso y de reposo para todas y todos los montañeros. No ocupes los bancos o las mesas con tu mochila, bastón, piolet, provisiones, mapas o piernas.  
No toques material del refugio si no conoces su uso. 
Escribe en las libretas-registro con claridad tu nombre, de dónde vienes y adónde vas, y antes de efectuar ascensiones importantes, deja datos más completos con el fin de que, en caso de accidente, se te pueda auxiliar, o que, en otros casos, nadie pase inquietud alguna por tu suerte. 
Puedes exigir un lugar para dormir, e incluso puedes escoger el mejor, si acabas de hacer o piensas emprender una ascensión, pero, en caso necesario, lo tienes que ceder con buena cara a las personas que lo necesiten (agotados, enfermos, personas de edad). 
Si eres una persona que ronca, no elijas la habitación colectiva para dormir. Ten en cuenta la luz y el fuego en la cabaña. No te hagas ilusiones de ser el amo y señor del refugio, y piensa que el arrendador o guarda es el administrador de una institución para el bien del colectivo: tienes que seguir sus instrucciones, dado que es el responsable. Cada lugar y cada cosa que uses, déjala tal y como te gustaría encontrarla. Especialmente en refugios libres, tienes que extremar la consideración hacia tus semejantes, compañeros de refugio presentes y futuros, y no olvidar que el refugio y sus enseres son  bienes que te han sido confiados. Economiza la leña, que a veces ha de ser transportada con gran esfuerzo. Deja todo limpio, ordenado y cierra al irte, sin olvidarte de pagar la cuota si fuera necesario. No confundas valor y precio.








7º. No robes nada material ni inmaterial. Tampoco has de robarle a los demás la paz y la tranquilidad montañera, la soledad o la vista de las cumbres.  Además, trata con respeto tanto la flora y la fauna, como la ganadería y cultivos locales. Cuida el pasado y presente de las montañas porque debe parecerse al futuro que sueñas para dichas montañas. Considera las montañas como un paraíso en el que eres una persona invitada y de paso, y coopera para conservar su fisonomía y pureza. Las montañas son patrimonio por su propia belleza, por su biodiversidad y por la cultura que generan.


8º. No mientas. No sientas la necesidad de rellenar los silencios con palabras. Hasta la más difícil ascensión montañosa, es cosa fácil comparada con otros hechos humanos. No traigas a la montaña la política, polémicas, tus creencias, y respeta las costumbres y usos de la gente de montaña. 
Olvida tus preocupaciones en la montaña porque si tienen solución pronto se arreglarán y si no la tienen no merece que pierdas tu tiempo y salud pensando en ellas ¡Disfruta de los paisajes de montaña que tienes frente a ti!.
Las montañas son la mejor prueba de que la Tierra está viva con su poder de creación mediante su elevación  y destrucción mediante su erosión. Pero también recuerda que la montaña es más que un accidente geográfico, es también una forma de vida que te hace estar atento a todo lo que te rodea dedicándole los cinco sentidos. Por lo tanto quien solo se alimenta del pasado y sueña con el futuro sufre de insomnio y hambre.
Nos pone en el lugar que nos ocupa ya que las montañas son inmensas para los humanos, más cielo que tierra, pero a escala planetaria es una mínima rugosidad inapreciable.
En la montaña el turista viene a buscar un panorama, el escalador una pared, pero el montañero pensador viene a encontrar respuestas.
No olvides nunca que eres un huésped entre la gente de montaña, en la montaña, e incluso en este mundo. 





9º. Guarda el honor de tu club, no solamente el de dicha entidad, de ese escudo tras el cual marchas, sino el honor de toda la comunidad que te encaminó hacia las montañas, que sirve a los grandes ideales y no a tu comodidad personal, la que trabaja por el colectivo. El mero hecho de pertenecer a ella, constituye ya un honor. Has de estar orgulloso de ser un miembro de esa asociación, y de poder conservar semejante posesión. Cuida para no deshonrarla, ni tampoco a quienes la crearon, a esos precursores, los maestros de otros tiempos, que abrieron el primer camino hacia las cumbres, donde pusieron hitos, así como las últimas piedras en el edificio de la conquista de las montañas. 
En la montaña tienes que entregar lo mejor de ti para recibir lo mejor de la montaña.
Las montañas que hay que mover están en nuestra mente. Movamos nuestra mente para movernos por la montaña. Deja que la montaña sea un almacén de sensaciones y que dichas sensaciones estén basadas en sueños reales ya que una persona es la que va a la montaña y otra distinta la que regresa.
Comparte tus experiencias y conocimientos de la montaña para ampliar el conocimiento sobre ellas y por lo tanto su cuidado y conservación.


10º. No profanes las montañas con el afán de batir récords. Busca su alma. Respetarás la naturaleza y los medios de vida locales.
No es necesario acudir a las montañas con ningún propósito concreto ni en búsqueda de nada, porque al llegar a ellas lo puedes encontrar. Es necesario perderse en la montaña para encontrarse con uno mismo. Así, hay que ver la montaña como un juego, como un niño que solo quiere divertirse, siempre bajo unas condiciones de seguridad según tus posibilidades.
¡ Somos nómadas ! Cambiamos de lugar para soñar, para mantenernos vivos. No nos vamos para escapar de la vida, viajamos a la montaña para que la vida no se escape ¡nuestra frontera es el aire! Nuestros pies en la montaña.
 Siempre hay que dejar la zona de montaña por la que transitamos mejor que cuando lo encontramos y así disfrutaremos más del entorno. Así podremos volver donde nuestro corazón dio sus mejores latidos y nuestros pies sus mejores pasos.
La calidad de una sociedad se puede medir por el interés por lo comunitario y público, en este caso nuestras montañas. Es muy importante tener en cuenta esto ya que en la actualidad en las ciudades no se conoce como viven en los pueblos de montaña, aunque si la gente de los pueblos conoce como se vive en las ciudades debido a que mucha gente ha ido a trabajar a ellas o por las nuevas telecomunicaciones. Hace pocas décadas se producía el fenómeno inverso, era la gente de los pueblos la que no conocía las formas de vida urbanas.







8 comentarios:

  1. Muchas gracias por este texto, muy bueno, válido y debería ser asimilado por muchos que disfrutamos de la montaña

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  2. Buen aporte, para leerlo con el mismo detenimiento con el que parece escrito. Coincido con lo aquí expuesto, así debería de ser. Gracias.

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  3. Muy bonito. Eso de no robar, no mentir... no os olvidéis de no matar. Si, no matar ni dejar que alguien lo haga por vosotros. Que el placer de comer no le cueste la vida a ningún ser vivo. Respeto y amor para nuestros hermanos los animales

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  4. EXCELENTE, ojalá toda persona que vaya a la montaña sea consciente de que hay que demostrar unos valores éticos y no únicamente los logros conseguidos.

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  5. En unos meses será mi primera visita a una montaña, he vivido 14 años viendo a diario esa montaña y nunca la he visitado ¿Creo que ya es hora no? Y que mejor que acompañado de familia

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