martes, 17 de octubre de 2017

Los 10 mandamientos del montañero/a

"El montañero es el animal más parecido al ser humano. Hay que ser un buen montañero, pero sobre todo, un montañero bueno " 
Daniel Boyano Sotillo

1º. No comenzarás ninguna ruta que esté por encima de tu estado físico, técnico y mental.  Tienes que proponerte retos en proporción a tus fuerzas, pero también tienes que saber renunciar y regresar a tiempo si es necesario  ¡lo difícil solo tarda un poco más si nos lo proponemos!. Te tienes que conceder tiempo, y nunca pretender hacerle la competencia al cronómetro ni establecer récords ya que así no verás la parte más importante de la montaña. Un cronómetro no es una pieza del equipo de montaña. La montaña marca la confianza que tienes contigo y un punto de encuentro con tu interior y eso se observa en cada una de tus acciones.
A la montaña se debe acudir con respeto, en silencio y con armonía, como si de una visita a un museo se tratase, no como si estuviéramos en una pista deportiva. No te pierdas ningún acontecimiento de las montañas. Es más importante el camino que la cima (es preferible comerse la tarta, es decir disfrutar del camino, que la guinda, es decir, la cima).


2º. Prepara cada ruta con los cinco sentidos, cuidadosamente, tanto si vas solo, como con amigos o con guías. Tu equipaje moral tiene que ser tan completo como tu equipo de montaña. Tienes que estar familiarizado con el mundo que te rodea; conocer y comprender sus manifestaciones.  

Tu ideal montañero te tiene que permitir celebrar una pequeña excursión de nivel bajo con la misma alegría e intensidad con la que, la próxima vez, atacarás una difícil pared de hielo. Tampoco tienes que olvidar que las montañas están llenas de peligros, si bien has de saber que, con un poco de técnica, capacidad mental, material adecuado, equipo necesario, precaución, seriedad y experiencia, los puedes salvar.
Siempre se recomienda calentar y estirar al inicio y al terminar una actividad en montaña.
Cuando no estés en la montaña lee e infórmate sobre ella ya que el montañismo ha dado una cultura prolífica, desde novelas, hasta poesía, exposiciones, pasando por documentación técnica y especializada.


3º. En la montaña, no olvidarás tu educación. Soberbia y dureza no son sinónimos de fuerza y perseverancia.  No consideres la cuerda y los crampones como un anuncio de los de tu gremio. 
La montaña te muestra sin careta, tal como eres, y nos muestra lo insignificantes que somos con condiciones meteorológicas adversas. En otras palabras, nos enseña humildad. Además te enseña a valorar lo que en nuestra rutina diaria no valoramos como el agua, la luz, el calor, la alimentación…
En la montaña la biodiversidad necesita que todas las especies vivas estén en equilibrio y armonía entre sí. Deberíamos aprender los humanos a apreciar la diversidad y amar al diferente.


4º. No ensucies la naturaleza  con residuos que generes al comer o beber o hagas pintadas. No olvides que quienes vengan después, también querrán beber el agua fresca de la fuente que estás a punto de ensuciar sin pensarlo. No dejes ninguna cancilla o puerta abierta, porque puedes perjudicar a una propiedad ajena, y porque así conviertes el montañismo en una actividad ingrata para la población rural. 
Por regla general, en la montaña no llames mucho la atención, hay fauna y ganadería a la que puedes molestar, y además te perderás su avistamiento. No enciendas ningún fuego innecesariamente. No produzcas caídas de piedras desde las cumbres, ni siquiera por descuido, y evita que al subir o bajar rueden, o aunque las canales de abajo conduzcan a lugares supuestamente intransitados, puesto que puedes ocasionar graves daños. Cerca de los lugares habitados, sigue siempre las costumbres establecidas. Eres una persona invitada, compórtate como tal.






5º. El compañerismo es fundamental en la montaña. Si eres lideresa o líder de un grupo, no seas una persona autoritaria, no quieras tener siempre la razón, y no mires a tus compañeros y compañeras con superioridad. Tienes que ser una persona considerada, tranquila, responsable y paciente. Así, la persona del nivel más bajo, debe dar la medida de tus decisiones. Si eres tú quien es dirigido, adáptate a quien vaya en cabeza, a quien tenga mayor experiencia, a quien dé el mejor rendimiento, y procura aprender allá donde puedas. 
Cualquier extraño que comparta contigo el amor por las montañas, es tu compañero, y mucho más cuando necesite cualquier tipo de ayuda, aunque solo sea un trago de tu cantimplora o un vistazo en tu mapa. También tienes que ver un compañero y un amigo experto en el guía de montaña profesional.
Recuerda que la montaña en ocasiones no te da segundas oportunidades porque ciertos errores te pueden costar la vida.
Cuando estás en una cordada tu compañero es la persona a la que le confías tu vida y viceversa, unidos no solo por una cuerda material sino también por una unión afectiva.


6º. Respeta el refugio como si fuera tu vivienda. Sé humilde y no tengas exigencias, recuerda que estás en un entorno natural aislado y nadie te obligó a ir.  No introduzcas en el comedor los piolets, los esquís, la lluvia, el frío, el hielo, la nieve y la suciedad, y si puede ser, tampoco el sudor. El Refugio es un lugar de descanso y de reposo para todas y todos los montañeros. No ocupes los bancos o las mesas con tu mochila, bastón, piolet, provisiones, mapas o piernas.  
No toques material del refugio si no conoces su uso. 
Escribe en las libretas-registro con claridad tu nombre, de dónde vienes y adónde vas, y antes de efectuar ascensiones importantes, deja datos más completos con el fin de que, en caso de accidente, se te pueda auxiliar, o que, en otros casos, nadie pase inquietud alguna por tu suerte. 
Puedes exigir un lugar para dormir, e incluso puedes escoger el mejor, si acabas de hacer o piensas emprender una ascensión, pero, en caso necesario, lo tienes que ceder con buena cara a las personas que lo necesiten (agotados, enfermos, personas de edad). 
Si eres una persona que ronca, no elijas la habitación colectiva para dormir. Ten en cuenta la luz y el fuego en la cabaña. No te hagas ilusiones de ser el amo y señor del refugio, y piensa que el arrendador o guarda es el administrador de una institución para el bien del colectivo: tienes que seguir sus instrucciones, dado que es el responsable. Cada lugar y cada cosa que uses, déjala tal y como te gustaría encontrarla. Especialmente en refugios libres, tienes que extremar la consideración hacia tus semejantes, compañeros de refugio presentes y futuros, y no olvidar que el refugio y sus enseres son  bienes que te han sido confiados. Economiza la leña, que a veces ha de ser transportada con gran esfuerzo. Deja todo limpio, ordenado y cierra al irte, sin olvidarte de pagar la cuota si fuera necesario. No confundas valor y precio.








7º. No robes nada material ni inmaterial. Tampoco has de robarle a los demás la paz y la tranquilidad montañera, la soledad o la vista de las cumbres.  Además, trata con respeto tanto la flora y la fauna, como la ganadería y cultivos locales. Cuida el pasado y presente de las montañas porque debe parecerse al futuro que sueñas para dichas montañas. Considera las montañas como un paraíso en el que eres una persona invitada y de paso, y coopera para conservar su fisonomía y pureza. Las montañas son patrimonio por su propia belleza, por su biodiversidad y por la cultura que generan.


8º. No mientas. No sientas la necesidad de rellenar los silencios con palabras. Hasta la más difícil ascensión montañosa, es cosa fácil comparada con otros hechos humanos. No traigas a la montaña la política, polémicas, tus creencias, y respeta las costumbres y usos de la gente de montaña. 
Olvida tus preocupaciones en la montaña porque si tienen solución pronto se arreglarán y si no la tienen no merece que pierdas tu tiempo y salud pensando en ellas ¡Disfruta de los paisajes de montaña que tienes frente a ti!.
Las montañas son la mejor prueba de que la Tierra está viva con su poder de creación mediante su elevación  y destrucción mediante su erosión. Pero también recuerda que la montaña es más que un accidente geográfico, es también una forma de vida que te hace estar atento a todo lo que te rodea dedicándole los cinco sentidos. Por lo tanto quien solo se alimenta del pasado y sueña con el futuro sufre de insomnio y hambre.
Nos pone en el lugar que nos ocupa ya que las montañas son inmensas para los humanos, más cielo que tierra, pero a escala planetaria es una mínima rugosidad inapreciable.
En la montaña el turista viene a buscar un panorama, el escalador una pared, pero el montañero pensador viene a encontrar respuestas.
No olvides nunca que eres un huésped entre la gente de montaña, en la montaña, e incluso en este mundo. 





9º. Guarda el honor de tu club, no solamente el de dicha entidad, de ese escudo tras el cual marchas, sino el honor de toda la comunidad que te encaminó hacia las montañas, que sirve a los grandes ideales y no a tu comodidad personal, la que trabaja por el colectivo. El mero hecho de pertenecer a ella, constituye ya un honor. Has de estar orgulloso de ser un miembro de esa asociación, y de poder conservar semejante posesión. Cuida para no deshonrarla, ni tampoco a quienes la crearon, a esos precursores, los maestros de otros tiempos, que abrieron el primer camino hacia las cumbres, donde pusieron hitos, así como las últimas piedras en el edificio de la conquista de las montañas. 
En la montaña tienes que entregar lo mejor de ti para recibir lo mejor de la montaña.
Las montañas que hay que mover están en nuestra mente. Movamos nuestra mente para movernos por la montaña. Deja que la montaña sea un almacén de sensaciones y que dichas sensaciones estén basadas en sueños reales ya que una persona es la que va a la montaña y otra distinta la que regresa.
Comparte tus experiencias y conocimientos de la montaña para ampliar el conocimiento sobre ellas y por lo tanto su cuidado y conservación.


10º. No profanes las montañas con el afán de batir récords. Busca su alma. Respetarás la naturaleza y los medios de vida locales.
No es necesario acudir a las montañas con ningún propósito concreto ni en búsqueda de nada, porque al llegar a ellas lo puedes encontrar. Es necesario perderse en la montaña para encontrarse con uno mismo. Así, hay que ver la montaña como un juego, como un niño que solo quiere divertirse, siempre bajo unas condiciones de seguridad según tus posibilidades.
¡ Somos nómadas ! Cambiamos de lugar para soñar, para mantenernos vivos. No nos vamos para escapar de la vida, viajamos a la montaña para que la vida no se escape ¡nuestra frontera es el aire! Nuestros pies en la montaña.
 Siempre hay que dejar la zona de montaña por la que transitamos mejor que cuando lo encontramos y así disfrutaremos más del entorno. Así podremos volver donde nuestro corazón dio sus mejores latidos y nuestros pies sus mejores pasos.
La calidad de una sociedad se puede medir por el interés por lo comunitario y público, en este caso nuestras montañas. Es muy importante tener en cuenta esto ya que en la actualidad en las ciudades no se conoce como viven en los pueblos de montaña, aunque si la gente de los pueblos conoce como se vive en las ciudades debido a que mucha gente ha ido a trabajar a ellas o por las nuevas telecomunicaciones. Hace pocas décadas se producía el fenómeno inverso, era la gente de los pueblos la que no conocía las formas de vida urbanas.







lunes, 16 de octubre de 2017

¿Qué es la estrella de Trevinca?

"El montañero es el animal que más se parece al ser humano" 
Daniel Boyano Sotillo


      Si observamos un mapa con atención, y situamos Trevinca - Taravinca en el centro, podemos observar la forma de estrella ramificada del macizo de Trevinca. De dicho macizo salen en forma estrellada  los cordales de la Serra do Exe, Serra Calva, Serra de Segundeira, Serra de Cabreira y Serra de Peña Negra (líneas amarillas del mapa).



Fuente mapa: Concello da Veiga - Xeodestino Trevinca - A Veiga



     Debido a este fenómeno geográfico en el que aparecen cinco ramificaciones, cordales o alineaciones montañosas saliendo de Trevinca que rondan los 2.000 m.s.n.m. hemos denominado a este espacio estrella de Trevinca, repartido entre tierras de Senabria, Cabreira, Valdeorra y O Bolo.




Cima de Trevinca - Taravinca





domingo, 15 de octubre de 2017

Geomorfología de los valles sanabreses de Cárdena, Segundeira y Tera

Diversos autores coinciden al señalar que la formación de la lengua del glaciar (unión de las lenguas de los valles del Tera, Segundeira y Cárdena) que originó el Lago de Sanabria fue posible por la gran acumulación de neviza –que descendía por los valles en forma de lenguas de hielo– en el altiplano serrano o meseta elevada, de la Sierra Segundera, que consiste en una meseta o penillanura (Llopis, N., 1957) ondulada a altitudes en torno a los 1.700-1.800 m, comparable a un fjeld noruego, en el que se ha encajado el valle del río Tera (Stickel, 1929). Iguales condiciones de acumulación sucedieron en hitos elevados como los horns de Peña Trevinca y Moncalvo, que cierran los principales valles por su sector más alto. Según el primero de los autores, el relieve preglaciar que acogió la acumulación de nieves, se componía de dos unidades básicas diferenciadas en cuanto a su altitud: penillanura alta (1.700-2.000 m) y penillanura fundamental de Castilla (960-1.100 m).
Investigadores como Rodríguez et al. (2014), afirman que el sistema de glaciares sanabreses del macizo de Trevinca, llegó a alcanzar valores de espesor de hielo que oscilaron entre los 200 m en el altiplano de la Sierra Segundera, y los 450 m en los valles glaciarizados. Las principales evidencias del espesor del hielo se pueden observar en elementos diagnósticos como las morrenas laterales del valle del Tera en el entorno del lago, y al Nordeste de Ribadelago (Figura 1.3.). Lo que sí que se sabe es que, el mayor espesor de hielo se alcanza en el entorno que se corresponde con la confluencia de lo que fueron los paleoglaciares que discurrían por los valles del Tera y el Segundera, sugiriendo Stickel (1929), un espesor de 500 m evidenciado por la altitud a la que se encuentran las morrenas laterales, que explica la sobreexcavación de la gran cubeta que acoge al lago; dicho espesor se reduciría rápidamente hacia el sector terminal del glaciar, donde llegaba a alcanzar como máximo los 150 m.


 Mapa geomorfológico glaciar del valle del río Tera. Tomado directamente de Cowton et al. (2011).


En los bordes de las dos principales alineaciones montañosas se da una topografía muy suavizada, más extendida sobre todo en el extremo meridional de la Sierra de Segundera; este rasgo en la topografía se debe a la acción morfogenética del hielo, que cubrió estas áreas, fluyendo al valle principal del Tera. También son características de este sector (márgenes de la meseta de la Sierra de Segundera) las hombreras glaciares, que marcan la transición entre las tierras altas aplanadas (meseta) y los valles glaciares (Rodríguez et al., 2011; Stickel, 1929), apareciendo a altitudes que oscilan entre los 960 y 1.940 m, estando las más deprimidas en el sector terminal del Cañón del Tera y los valles de Cárdena y Segundera, mientras que, las más elevadas se encuentran en el tercio septentrional, en el entorno de la Laguna de Lacillo y el circo de Moncalvo. Las áreas más elevadas de la plataforma serrana, se caracterizan por una gran presencia lagunas de variados tamaños y distintos procesos morfogenéticos siempre dentro de los propios del dominio morfoclimático glaciar, entre las que se pueden mencionar las de Lacillo, Yegua, Cubillas, Peces, Payón, Cuadro, etc. Estas lagunas se encuentran encajadas en la meseta, cerca de los bordes orientales; se trata de un conjunto de lagunas rocosas, en un área de relieves que forman jorobas redondeadas, donde las hoyas de las lagunas son artesas excavadas por un glaciar de meseta (Stickel, 1929).
Cowton et al. (2009), sugieren que la cabecera del valle del Tera adquiere la forma de un conjunto de circos con altitudes en torno a 1.700-1.900 m. Éstos drenan en un valle con perfil en “U”, una artesa plana (Stickel, 1929), que no sólo es exclusivo del río Tera, sino que los valles de los ríos Cárdena y Segundera presentan características similares, como afirman Rodríguez et al. (2011); esta topografía de artesa queda delimitada por las partes más elevadas por rupturas de pendiente que forman hombreras glaciares, localizadas a altitudes que oscilan entre los 960 y los 1.100 m (Llopis, N., 1957) –en este tramo–. En este sector, la topografía presenta un aspecto redondeado donde pueden encontrarse peñas, siendo las principales referencias topográficas Peña Trevinca y Peña Negra. El principal rasgo de estos picos es su apariencia aguda y afilada, asemejada a pirámides, motivo por el cual pueden considerarse como nunataks en el período de Máxima Extensión de Hielo, donde existía un field; o horns en la fase de glaciación de valle, lo cual afirman estos autores basándose en la altitud que presentan estos picos, que supera los 2.100 m, así como en que esta forma afilada comienza a observarse a partir de los 2.050 m, indicando que la superficie de estos picos a partir de dicha altitud no estuvo glaciarizada. Es en estos circos donde comenzaba a acumularse el hielo, que a continuación fluía valle abajo hacia el SE y después al SW, aprovechando una línea de falla supuesta en el mapa geológico.


Cañón aborregado de Cárdena

Estos mismos autores, también sugieren que, a unas altitudes menores con respecto a los circos, pero, en su entorno, se han encontrado crestas sedimentarias morrénicas, variando éstas en cuanto a su número de unos circos a otros: 4 en Peña Negra, 2 en Peña Trevinca, y 1 en los circos de Moncalvo y Ríopedro. Por su parte, en el Embalse de Vega de Conde, un complejo de morrenas que marcaba el final de un gran valle glaciar anterior a una fase de glaciación de circo (Cowton et al., 2009). Por otro lado, Rodríguez et al. (2011, 2014) afirman que en altitudes de 1.700-1.900 m, las morrenas cierran la “boca” de los circos, y en este sentido, establecen una diferenciación no sólo en el número de morrenas, sino en las altitudes en que éstas se encuentran, distinguiéndose por un lado los complejos morrénicos por debajo de los 1.600 m que marcan las áreas terminales de los valles glaciares; y las morrenas de circo en altitudes que superan los 1.700 m.
Descendiendo en el valle del río Tera se observa una importante variación en la topografía, que se hace más abrupta, coincidiendo con un escalón o alto reborde transversal (Stickel, 1929), haciéndose el valle angosto y con una gran presencia de peñas, encajándose el río en la artesa glaciar, descendiendo un desnivel de 500 m en 6 km (Cowton et al., 2009). En este sector, destaca la presencia de un roquedo moldeado por el hielo (rocas aborregadas o roches mountonées, dorsos de ballena), así como aquellas formas derivadas de la acción de las aguas subglaciales de fusión (nyes). Un importante rasgo de este sector del valle, que deja atrás la amplia artesa de fondo plano, es una clara diferenciación de escalones  en el perfil longitudinal del valle, que permiten identificar claramente áreas o sectores de sobre-excavación, donde es frecuente encontrar pequeñas pozas, entre las que se pueden destacar la Cueva de San Martín o la Poza de las Ninfas.
Por otro lado, se han encontrado en los valles que confluyen por la margen derecha morrenas originadas por glaciares que drenan el altiplano de la Sierra de Segundera. En cambio, en la margen izquierda, las crestas sedimentarias quedan sustituidas por tors que indican que esa área no fue glaciada durante la fase más extensa de la glaciación (Cowton et al., 2009). En las proximidades de la localidad de Ribadelago, confluyen con el valle del Tera, los de Cárdena-Segundera, como dos profundas gargantas, con una longitud de 4 km y una anchura de 2,2 km, partiendo desde la plataforma de la Sierra Segundera hasta el pueblo de

Ribadelago, en una dirección W-E, y convergiendo en este punto (Rodríguez et al., 2011). El roquedo aborregado así como el clásico perfil transversal en “U”, delatan la presencia de la huella glaciar cuaternaria, acogiendo ambos valles una única lengua que llegaba a cubrir el interfluvio localizado entre ambos. Es en el entorno de la confluencia de estos valles con el del Tera, donde el hielo alcanzó una mayor potencia en cuanto a espesor y potencial erosivo, algo que delata la altitud de las morrenas laterales –sugiriendo un espesor cercano a los 500 m–, así como la profunda cubeta que excavó y que hoy alberga el Lago, respectivamente.


Carácter escalonado y aborregado del cañón del Tera.

Al Este de Ribadelago Viejo, en los terrenos que limitan el Lago por el Oeste, lo que se puede observar es una planicie conformada por materiales fluvioglaciares, que actualmente se encuentra ocupada por pastos con vocación ganadera. A estos materiales fluvioglaciares, se suman en el extremo septentrional los materiales aluviales depositados por el pequeño Arroyo de Valdesirgas, el principal de los arroyos que alimentan el lago.
En el entorno del Lago de Sanabria, se pueden diferenciar las largas morrenas laterales (6 km) (Rodríguez et al., 2011) que marcan el límite del glaciar en la Máxima Extensión del Hielo (MEH), así como un complejo de casi una decena de morrenas frontales que llegan a alejarse del Lago un par de kilómetros, y que se agrupan en cuatro grandes arcos completos de morrenas terminales (Stickel, 1929). Estos arcos presentan diferentes altitudes máximas, de tal modo que el más bajo es el que cierra el Lago –limitado por una llanura fluvioglaciar interior–, y que en su extremo meridional permite la salida de las aguas del mismo, prosiguiendo su curso el río Tera. El segundo de los arcos, hacia el exterior, presenta una altitud mayor, conectando las dos morrenas laterales principales, quedando el tercero a 300 m, siendo el arco más alto, y cortado por las aguas del Tera. Prosiguiendo curso abajo con respecto a los arcos morrénicos más alejados del Lago, queda un conjunto de pequeñas colinas que no son más que retazos de arcos morrénicos. Los últimos y más alejados arcos llegan a las proximidades de Galende, siendo de nuevo, atravesados por el principal colector fluvial.


Cañón del Tera y Horns de Trevinca, Peña Negra y Xurbia al fondo

Otras formas destacables en el entorno del Lago, serían, por un lado, las terrazas de kame, localizadas principalmente al Norte del Lago y limitadas por el sur por la morrena lateral; así como las extensiones de arenas y arcillas del SE de las morrenas frontales, correspondiéndose dichos materiales con la sedimentación de las aguas de fusión, y depósitos de llanuras de inundación y de terrazas. También se debe mencionar la existencia, de formas derivadas de la dinámica de ladera, tales como los taludes de ladera en torno a los circos glaciares; o los deslizamientos, en contacto con las morrenas laterales próximas al Lago.


Valle con forma de U del Segundeira

Dejando a un lado las formas derivadas de los procesos morfogenéticos de naturaleza estrictamente glaciar, éstas van perdiendo importancia, a medida que se avanza curso abajo, de tal modo que, va adquiriendo presencia la componente fluvial, apareciendo terrazas fluvioglaciares delante de los últimos y más alejados restos morrénicos, en la confluencia del río Tera con el arroyo que desciende de las lagunas localizadas al Sur del Lago (+10 m), así terrazas de aluvión en la confluencia con el río Trefacio (+10-15 m), siendo coetáneas. Valle abajo, el entramado de terrazas adquiere una mayor complejidad, de tal modo que en El Puente, sobre dicha terraza se encuentra otra de +45 m, añadiéndose en Puebla de Sanabria una intermedia de +20 m (Stickel, 1929).












Texto extraído de Aplicaciones de los Sistemas de Información Geográfica a la reconstrucción de paleoglaciares. El caso del aparato glaciar Tera-Cárdena-Segundera (Sierra Segundera, Sanabria)
José María Fernández Fernández

martes, 10 de octubre de 2017

Caracterización geográfica y Servicios Ecosistémicos de la cuenca del Tera



Este estudio pretende ser una herramienta que justifique la protección de los ríos de la cuenca del río Tera debido a su alto valor ambiental y los beneficios y Servicios Ecosistémicos que aportan al ser humano. No hay que obviar que los Servicios Ecosistémicos se deben entender como una herramienta más de conservación, en este caso desde una óptica antropocéntrica. A pesar de ello hay que tener en cuenta que en la naturaleza nos encontramos con ecosistemas que son irremplazables, por lo tanto no pueden ser valorados con un enfoque monetario cuantitativo, al ser insustituibles.

Daniel Boyano Sotillo

martes, 3 de octubre de 2017

Proyecto de reforestación forestal en tu centro educativo



Este año se podría hacer en los colegios de toda España y Portugal viveros de árboles autóctonos (justo es la época para recolectar muchas de las semillas y hacerlas germinar) para reforestar lo que se han llevado los incendios. Y esta Navidad, regalar un árbol para plantar en lugar de un juguete. Es tan fácil, que casi da vergüenza que no se haga todos los años...
Los bosques de la costa atlántica son los que nos traen la humedad al centro de la península y sin ellos, será mucho más árida. 

Aquí teneos un buen ejemplo a seguir a pequeña escala y que además puede contribuir a una correcta alimentación:  Como hacer un bosque comestible (Pincha aquí)




Multiplicando ideas Vía Casa Rural La Mallada
Fuente imágen: Esbardu, Faceira