Si pinchas en la fotografía y la amplias se puede observar el Lago de Sanabria en la parte izquierda con varios cordones morrénicos muy bien marcados, tanto en la parte frontal como en la lateral, donde destaca la morrena lateral más larga de la Península Ibérica donde se ubica la laguna de Carros, un claro ejemplo de laguna de hombro de morrena glaciar. Esta morrena es tan larga que se sale de la montaña y llega a las inmediaciones del pueblo de Pedrazales.
En primer plano vemos otro cordón morrénico, en este caso en el Cañón del Tera, que junto al de Cárdena y al de Segundeira dan lugar a formas glaciares muy representativas como rocas aborregadas, estrías glaciares, o cañones en formas de U o aretsa...
La muestra más claro de glaciarismo la encontramos en el cañón del río Tera que se desarrolla en el tramo comprendido entre el embalse de Vega de Tera y el llano inmediatamente anterior al lago de Sanabria, sobre el fondo del valle glaciar previo y entre 1500 y 1005 m de altitud. Forma parte del conjunto glaciar pleistoceno de Sierra Segundera (Montañas Galaico-Leonesas) y del Parque Natural de Sanabria.
Geológicamente se integra en el dominio del Ollo de Sapo (parte septentrional de la Zona Centro Ibérica), anticlinorio hercínico en cuyo núcleo afloran los gneises característicos. Aproximadamente la mitad septentrional del cañón se desarrolla sobre estos gneises que, en algunas zonas, pasan a migmatitas. La mitad meridional del cañón ha sido modelada sobre las granodioritas de Ribadelago. El contacto entre ambas unidades litológicas se realiza, de manera transversal al valle, a la altura de la Cueva de San Martín. Tiene como expresión geomorfológica un profundo lineamiento explotado por un arroyo.
El gneis Ollo de Sapo ha sido descrito como una formación volcano-sedimentaria (tobas riolíticas, riolitas masivas e ignimbritas) metamorfizada que se presentan en facies de grano fino y otra facies glandular. Los materiales ígneos (granodioritas de Ribadelago) se intruyen durante las primeras fases de la orogenia varisca. Están atravesadas por números diques de color claro de gran longitud y espesor decimétrico. El conjunto presenta una densa red de fracturas y diaclasas agrupadas en las familias N10-30ºE, N100-150ºE, N80-99ºE y N30-40ºE observables en toda Sanabria.
Los cambios litológicos y la organización del sustrato en bloques, se refleja en el perfil longitudinal del Tera en rupturas de pendiente, umbrales topográficos que la masa glaciar tuvo que remontar desarrollando una enorme presión y trabajo erosivo sobre el fondo. Uno de estos umbrales mayores marca el inicio del cañón a la altura del embalse de Vega de Tera. A partir de este punto no se encuentran apenas restos de till glaciar y abundan las meso y micro formas glaciares erosivas, así como las fluviales erosivas.
El valle glaciar, al que se sobreimpone la incisión fluvial, canalizó el flujo de hielo procedente del casquete glaciar y después, cuando el hielo retrocede, de los circos de cabecera. Su anchura estaría comprendida entre 2,9 y 3,9 km y su longitud sería de 6,8 km durante el máximo glaciar que debió ocurrir antes de 25.6 ka BP (Rodríguez-Rodríguez et alt.t. 2011).
Paredes y fondo de valle muestran una gran profusión de rocas aborregadas, lomos de ballena, estrías, marcas de arranque y grandes canales subglaciares, a veces labrados a favor de diques en la granodiorita.
La acción fluvial principal es la incisión realizada por el Tera, sobre el valle glaciar descrito, que ha de salvar un desnivel de 500 metros en 6.2 km. El trazado desarrolla una moderada sinuosidad controlada por las características litológicas y estructurales del sustrato. El carácter torrencial del flujo ocasiona gran variedad de marmitas de gigante, pozas de varias dimensiones, socavación lateral de las paredes, etc.
Como edad inicial del rasgo se puede considerar la fase glacial würmiense (máximo glaciar local 25.6 k BP) para el desarrollo del valle glaciar, y la deglaciación con la retirada de los hielos los circos para el inicio de la fase fluvial.
En primer plano vemos otro cordón morrénico, en este caso en el Cañón del Tera, que junto al de Cárdena y al de Segundeira dan lugar a formas glaciares muy representativas como rocas aborregadas, estrías glaciares, o cañones en formas de U o aretsa...
La muestra más claro de glaciarismo la encontramos en el cañón del río Tera que se desarrolla en el tramo comprendido entre el embalse de Vega de Tera y el llano inmediatamente anterior al lago de Sanabria, sobre el fondo del valle glaciar previo y entre 1500 y 1005 m de altitud. Forma parte del conjunto glaciar pleistoceno de Sierra Segundera (Montañas Galaico-Leonesas) y del Parque Natural de Sanabria.
Geológicamente se integra en el dominio del Ollo de Sapo (parte septentrional de la Zona Centro Ibérica), anticlinorio hercínico en cuyo núcleo afloran los gneises característicos. Aproximadamente la mitad septentrional del cañón se desarrolla sobre estos gneises que, en algunas zonas, pasan a migmatitas. La mitad meridional del cañón ha sido modelada sobre las granodioritas de Ribadelago. El contacto entre ambas unidades litológicas se realiza, de manera transversal al valle, a la altura de la Cueva de San Martín. Tiene como expresión geomorfológica un profundo lineamiento explotado por un arroyo.
El gneis Ollo de Sapo ha sido descrito como una formación volcano-sedimentaria (tobas riolíticas, riolitas masivas e ignimbritas) metamorfizada que se presentan en facies de grano fino y otra facies glandular. Los materiales ígneos (granodioritas de Ribadelago) se intruyen durante las primeras fases de la orogenia varisca. Están atravesadas por números diques de color claro de gran longitud y espesor decimétrico. El conjunto presenta una densa red de fracturas y diaclasas agrupadas en las familias N10-30ºE, N100-150ºE, N80-99ºE y N30-40ºE observables en toda Sanabria.
Los cambios litológicos y la organización del sustrato en bloques, se refleja en el perfil longitudinal del Tera en rupturas de pendiente, umbrales topográficos que la masa glaciar tuvo que remontar desarrollando una enorme presión y trabajo erosivo sobre el fondo. Uno de estos umbrales mayores marca el inicio del cañón a la altura del embalse de Vega de Tera. A partir de este punto no se encuentran apenas restos de till glaciar y abundan las meso y micro formas glaciares erosivas, así como las fluviales erosivas.
El valle glaciar, al que se sobreimpone la incisión fluvial, canalizó el flujo de hielo procedente del casquete glaciar y después, cuando el hielo retrocede, de los circos de cabecera. Su anchura estaría comprendida entre 2,9 y 3,9 km y su longitud sería de 6,8 km durante el máximo glaciar que debió ocurrir antes de 25.6 ka BP (Rodríguez-Rodríguez et alt.t. 2011).
Paredes y fondo de valle muestran una gran profusión de rocas aborregadas, lomos de ballena, estrías, marcas de arranque y grandes canales subglaciares, a veces labrados a favor de diques en la granodiorita.
La acción fluvial principal es la incisión realizada por el Tera, sobre el valle glaciar descrito, que ha de salvar un desnivel de 500 metros en 6.2 km. El trazado desarrolla una moderada sinuosidad controlada por las características litológicas y estructurales del sustrato. El carácter torrencial del flujo ocasiona gran variedad de marmitas de gigante, pozas de varias dimensiones, socavación lateral de las paredes, etc.
Como edad inicial del rasgo se puede considerar la fase glacial würmiense (máximo glaciar local 25.6 k BP) para el desarrollo del valle glaciar, y la deglaciación con la retirada de los hielos los circos para el inicio de la fase fluvial.
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