Debido a que hace más de medio siglo no se hacía en Triufé, desde 2015 hemos hecho de nuevo el maio y maia.
La Festividad de los Maios, también conocida como Los Mayos simplemente o como Fiestas de Mayo, es una fiesta popular de orígenes ancestrales.
Esta celebración primaveral generalmente se hacía coincidir con el primer domingo de dicho mes y tenía antiguamente connotaciones rituales totémicas a la divinidad primaveral o de los árboles.
En su manifestación más habitual, la fiesta consiste en realizar diversas representaciones alrededor de un árbol o escultura, llamada maio o mayo, consistente en una armazón o esqueleto de palos o tablas que permanecía a la vista del vecindario todo el mes.
La celebración de las fiestas mayales es común en muchos países de Europa donde existen variantes similares de la misma festividad.
Los orígenes de las festividades actuales se remontan a las manifestaciones específicas de las civilizaciones romanas y prerromanas y La festividad celta de Beltane marcaba el inicio del verano pastoral cuando las rebaños de ganado eran llevados hacia los pastos de verano y las tierras de pasto de las montañas, y los cultivos empezaban a prosperar. De ahí la adoración de los fenómenos terrenales: tierra, mar y aire. Una de las principales actividades de la festividad consistía en encender antorchas en las montañas y colinas con rituales y significados políticos. La tradición estuvo presente en Roma, entre el culto a multitud de dioses.
Los romanos también asimilaron esta tradición mayumea en honra de la llegada de la primavera y de las primeras flores del año, el día que corresponde con el actual primero de mayo. Y todo poblado romano tenía además de los dioses oficiales los propios autóctonos. En Hispania se adoraba la diosa Bona Dé, que no era otra que la diosa de la fertilidad Maia o Fauna en la mitología romana, con la que se celebraba la llegada de la primavera en unas fiestas que recibían el nombre de Floralia. Seguramente esta tradición sufrió variaciones con la llegada de la civilización árabe a los campos de Castilla, como la manifestación en cantos o rondas a la persona amada. Finalmente, el cristianismo asimiló multitud de fiestas paganas profesadas con anterioridad a su implantación en fiestas religiosas